
El programa de Magíster en Historia UC cuenta con un nuevo graduado, el estudiante Patricio Jiménez Palacios, quien defendió recientemente su tesis titulada “A tiempos difíciles, opciones valientes. La Iglesia chilena y la protección de los derechos humanos: 1970-1988”.
La tesis fue realizada bajo la dirección del profesor Claudio Rolle.
El Comité evaluador de la tesis estuvo integrado por:
Profesora Dra. Verónica Undurraga Instituto de Historia Pontificia Universidad Católica de Chile
Profesor Dr. Claudio Rolle Director de Tesis Instituto de Historia Pontificia Universidad Católica de Chile
Profesor Dr. Antonio Bentué Profesor Informante Externo Facultad de Teología Pontificia Universidad Católica de Chile
Profesor Dr. Alfredo Riquelme Profesor Informante Interno Instituto de Historia Pontificia Universidad Católica de Chile
RESUMEN DE TESIS
A tiempos difíciles, opciones valientes. La Iglesia chilena y la protección de los derechos humanos: 1970-1988
El Concilio Vaticano II supuso el desafío de encarnar el Evangelio en un contexto de constantes y profundos cambios. En América Latina esto significó poner especial énfasis en la situación de pobreza y marginalidad de una gran proporción de hombres y mujeres, cuyo hito fundamental fue la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe celebrada en la ciudad de Medellín en 1968.
La Iglesia chilena hizo suyos estos principios y en la década de los ’60 fue uno de los principales actores en la puesta en marcha de una reforma agraria que garantizase el respeto a la dignidad de los campesinos. Esto le provocó una serie de problemas pues, por un lado, a medida que la situación política del país se fue polarizando a comienzos de 1970, un sector de la Iglesia buscó acelerar las transformaciones estructurales a través de un compromiso concreto con el programa de gobierno de la Unidad Popular, mientras que otro grupo de católicos denunciaron que la jerarquía había sido cooptada por el marxismo.
En este contexto la Conferencia Episcopal tuvo una posición moderadora, favoreciendo el diálogo y el debate en contraposición con los llamados a la violencia y confrontación. A medida que se acercó el golpe de Estado fueron cada vez más directos estos esfuerzos de reconciliación. No obstante, cuando los uniformados se hicieron con el poder, la Iglesia se organizó rápidamente para prestar ayudar a quienes más la necesitaban: los extranjeros y partidarios de Salvador Allende. Con medidas como la creación del Comité Pro Paz o la Vicaría de la Solidaridad, fueron muchos los que criticaron su gestión, pero los tiempos difíciles requerían opciones valientes y la Iglesia supo comportarse así: intentó que los militares diesen un paso al costado y devolviesen a los ciudadanos el manejo del país; denunció el uso de la tortura, la desaparición de personas, la implantación de un modelo económico deshumanizante y de todo aquello que atentaba contra el ser humano.
Su rol fue fundamental para que se produjese el retorno a una vida democrática acorde a los principios del Evangelio y la tradición republicana de Chile. |