Nuevo encuentro del proyecto “RESISTANCE”, aborda la Salud Pública en Portugal, entre 1854-1918


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Recientemente en nuestro Instituto se realizó la charla “Salud pública en Portugal: Conocimientos médicos y farmacéuticos sobre higiene y epidemias, 1854-1918”, dictada por la profesora e investigadora del Instituto Universitario de Lisboa, Maria Antónia Pires de Almeidas.

La actividad, que se enmarcada en el proyecto de investigación “RESISTANCE”, financiado por el fondo Horizon 2020 de la Unión Europea, la académica expuso cómo manejaron las autoridades las graves crisis sanitarias que ocurrieron en Europa, especialmente en la ciudad de Porto, Portugal, en 1854- 1856, 1899 y 1918. 

La académica realizó su investigación a través de la revisión de los periódicos de gran divulgación de la época, una base de datos que abarcó 6,700 noticias, artículos y anuncios que reflejaban el nivel de conocimientos científicos, avances médicos y farmacéuticos, el grado higiene en la segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX, y cómo estos conocimientos se transmitían a la sociedad.

La profesora aseguró que los periódicos jugaron un rol muy importante en informar, educar y guiar a la población en cuanto a cómo sobrellevar las enfermedades: “Los periódicos divulgaban para que fuera accesible a todas las clases y todas las inteligencias. Un contenido fácil y conciso”.

La higiene en la Europa del siglo XIX era precaria, es por eso que cuando las epidemias golpearon la región, los Estados cambiaron su visión sobre las enfermedades: “La higiene era la principal medida de precaución y prevención de las epidemias, pero provocaron en el siglo XIX respuestas sin continuidad. En el siglo XX se hicieron obras más profundas en el aseo de las ciudades (…) La conjugación de medidas de higiene pública, los antibióticos y la generalización de las vacunas, ayudó al crecimiento de la población”, explicó la académica.

El cólera fue una de las primeras afecciones en llegar a Europa, y lo hizo desde Asia. En 1832 tuvo lugar la más grande, alcanzando a Portugal en 1833 en medio de una guerra civil, aún así esta enfermedad mató a más personas que el conflicto bélico. Luego, hubo una segunda epidemia en Paris, para dar paso a una tercera en Portugal entre 1852 y 1860, período en que se enfocó la investigación de Maria Antónia.

El cólera fue fundamental porque fue la primera vez que se relacionó la higiene con la enfermedad. Una relación directa entre causa y consecuencia”, aclaró la profesora, ya que anteriormente se creía que las causas del padecimiento se debían a la pobreza y a un castigo divino por mal comportamiento.

La gran consecuencia de las enfermedades, a parte de la muerte, fue el cierre de los puertos, lo que significaba que la economía de Europa se estancara: “La mayor discusión de la época era si debía haber o no cordón sanitario”, señaló y agregó que Porto fue una de las ciudades puerto más afectadas entre 1854-1855,  debido a que “tenía una industria creciente con una población de gran movilidad”.

El aislamiento de los contagiados, a través de cuarentena en hospitales especializados, prohibición de mercados y cierre de escuelas, además de varios tratamientos improvisados, fueron las medidas que se tomaron para controlar la enfermedad. También tuvo que intervenir el estado en la vida municipal, acción que no fue bien recibida por la ciudad: “Porto reaccionó porque no querían que Lisboa les dijera qué hacer, que la ciudad estaba cerrada.  No querían que el ejercito estuviera en la ciudad y hubo reacción popular contra esa imposición de la capital, no querían una medida de Estado contra los poderes municipales”, indicó Maria Antónia Pires.

El miedo a una economía estancada hizo que las autoridades de Porto negaran la epidemia: “Decían que no había, que no querían cuarentena porque lo más importante era establecer la libertad del comercio”, indicó. En tanto, los periódicos publicaban medidas sanitarias y discusiones sobre el tema.

La profesora también mencionó que la peste bubónicafue fue otra enfermedad que sacudió a Portugal, llegando a Porto en 1899. “Fue un drama. Los problemas eran los mismos: la higiene, la miseria, pero en esta fase ya había más avances científicos. Se sabía cómo se transmitía”.

Durante el periodo de la peste, Porto nuevamente negó la epidemia y reaccionó de mala forma frente a las medidas restrictivas impuestas por el poder central. “Era imposible que una ciudad industrial y comercial estuviera cerrada. Las elites del puerto negaban el contagio”.

Ya en 1918, fue el turno del Tifus exantemático en Porto, para luego dar paso a  la Gripe neumónica, que dejó muchos muertos. “Sabían que la transmisión era por aire, por lo que no consideraron necesario cerrar la ciudad. De cualquier modo, las medidas sanitarias continuaron (…) como no había tratamientos específicos, estaban los paliativos, la aspirina ya existía, la quinina, amoniaco, purgantes, cafeína, ampollas de aceite con alcanfor. Y distribución de azúcar y alimentación adecuada, porque estamos hablando de una población débil y malnutrida. También habían muchos anuncios de desinfectantes”, añadió.

En conclusión, señaló la académica, en los periódicos de esa época, la higiene era el tema más recurrente. En cuanto a las autoridades, no había medidas a largo plazo para enfrentar las epidemias, solo específicas, mientras que la población se resistía a la intervención del poder central, el cual insistía en cordones sanitarios, por pérdida de turismo e ingresos. Por el lado científico, hubo evolución de las prácticas médicas y divulgación de este conocimiento. Aún así, las medidas de prevención e higiene eran más importantes y propagadas que los tratamientos médicos.


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