Profesor Stephan Ruderer organizó dossier sobre la Iglesia y la política en el siglo XX en revista “Historia 396”


Nuestro profesor de Historia UC, Stephan Ruderer, organizó un dossier sobre la iglesia y la política en el siglo XX en la revista “Historia 396” de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde también publicó un artículo que analiza los discursos católicos en Chile y Argentina en la década del 30.

Este número especial consta de 6 artículos que permiten seguir el desarrollo de la iglesia católica en América Latina, desde la primera mitad del siglo XX hasta el posicionamiento de la iglesia frente a las dictaduras militares de la región.

El artículo del profesor Ruderer se titula “Los discursos católicos sobre la fundación de la Acción Católica en Chile y Argentina. Un análisis comparado de ‘horizontes de expectativas’ distintos”. Inspecciona estos discursos para ampliar la visión sobre la organización AC, movimiento de los laicos católicos organizados bajo la estricta autoridad de la jerarquía eclesiástica, y para indagar en los posibles espacios discursivos que se hayan creado durante su fundación.

En el texto, nuestro académico pretende demostrar que los discursos católicos en la época en que se fundó la AC contenían muchas similitudes, pero también ciertos matices y diferencias, especialmente en los “horizontes de expectativas”, que explica, son “márgenes de lo que se puede esperar en un futuro posible, y que se basan en experiencias pasadas”.

Las fuentes que utilizó el profesor para realizar su análisis fueron prensa católica, como la Revista católica y el boletín de la Acción Católica, en Chile, cuyos números están en la biblioteca de Teología de nuestra Universidad. En Argentina, tuvo que recurrir a la biblioteca del Seminario de Buenos Aires y a varios archivos más.

 

-¿Cuál es la gran diferencia de los discursos de la AC en Argentina y en Chile?

La gran diferencia entre los discursos católicos sobre la fundación de la AC entre Chile y Argentina en la década del 30 consistía en la concepción sobre la religión que existía en ambos países. En Argentina, se veía la Iglesia como sociedad perfecta y al catolicismo como parte integral de la sociedad, o sea como única solución a todos los males existentes. Esto iba de la mano con una concepción de la política que estaba en contra de la democracia y sentía simpatías para los fascismos existente de la época. En Chile, el catolicismo se concebía también como solución contra los males, sobre todo como freno contra el comunismo, pero se lo entendía más como una alternativa y no la única.

Ya en esta época hubo voces católicas que defendían a la democracia y a la religión como parte del juego democrático.

- ¿A qué se debieron los matices de diferencias en los discursos aplicados en Chile y Argentina? ¿Tuvo que ver con la autoridad de los obispos de cada país?

Tuvo que ver con las autoridades, pero menos de lo que se espera, ya que en esa época los obispos chilenos eran casi igual de conservadores como los argentinos. Tiene más que ver con el contexto específico de cada país: en Argentina se usaba el catolicismo para lidiar con una inmigración masiva y como justificación para gobiernos militares que surgieran en los años 1930. En Chile, el catolicismo ya estaba asociado a un partido político, el conservador, entonces participaba en la democracia en ese entonces, y, además, ya existía la separación entre Estado e Iglesia hecha en la constitución de 1925, que daba mucha más autonomía a la Iglesia.

- La AC en Chile se destacó por ser parte de los conflictos políticos y sociales de la época ¿Cree que la iglesia católica chilena mantuvo esa característica en las décadas venideras?

La Iglesia chilena se cuidó de aparecer políticamente neutral durante el siglo XX, pero siempre mantuvo una alta injerencia en los debates políticos y nacionales y participaba activamente en el crecimiento y el auge del partido democratacristianos en los años 60.

- ¿Qué efectos a mediano y largo plazo tuvieron estos discursos en las iglesias católicas de ambos países?

Creo que los efectos a largo plazo son importantes, ya que la Iglesia argentina se asociaba mucho con los militares desde los años 30, por lo que, en la mayoría de sus obispos, apoyó la última dictadura militar. Mientras que, a la Iglesia chilena, su autonomía y su aceptación de la democracia le permitió transformarse en la “oposición moral” a la última dictadura chilena.

Los fundamentos para estos comportamientos se dejan ver ya en la época de los 30 y en los discursos sobre la AC.