Profesores analizan La Consagración de la Primavera a un siglo de su estreno


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Los profesores Juan Pablo González, Joaquín Fermandois y Gonzalo Saavedra aportaron diferentes miradas al análisis de la obra de Stravinsky, en el coloquio organizado por el Instituto de Historia.              

Hace un siglo, el 29 de mayo de 1913, se estrenó en París La consagración de laprimavera, de  Igor Stravinsky. El ballet de dos actos, sobre la base de la Rusia pagana, es una obra que no sólo conmocionó al público de la época, provocando furibundas reacciones, sino que significó una verdadera revolución de los cánones de la música occidental.

En un coloquio organizado por el Instituto de Historia, el profesor Joaquín Fermandois, abordó el contexto histórico de la obra. "La consagración de la primavera" aparece un año antes de la Primera Guerra Mundial, un hecho que marca “un antes y un después” en la historia, y se sitúa dentro de la época de las vanguardias, en que surge una sensibilidad nueva de ver el mundo. “Las vanguardias son muy expresivas de la sociedad moderna”, afirma el académico,  y agrega: “Transmiten la idea de lo nuevo, del cambio, la búsqueda de una experiencia”.

 Por su parte, el director de la Escuela de Periodismo y comentarista de música Gonzalo Saavedra, habló de su experiencia personal con "La consagración de la primavera", obra que escuchó a los 14 años, por pura casualidad. “Fue como una revelación”, afirma. Sin tener mucho conocimiento de la música docta y luego de escucharla muchas veces, fue descubriendo los secretos que esconde esta música que desafía todas las convenciones musicales de la época y que hasta el día de hoy sigue provocando opiniones divergentes. “Stravinsky desafía la tonalidad, no todo el sistema tonal, pero sí a lo que se estaba acostumbrado”, afirma el académico,  y agrega: “Los tonos pasan al mismo tiempo, algo sin ton ni son para un oído desprevenido, pero que tiene todo el sentido del mundo en una escucha atenta”.
 
“Esta no es una música que se pueda escuchar de fondo. Exige una memoria vigilante, porque plantea muchos desafíos tanto sensoriales como cognitivos”, comenta. Sólo tras muchas audiciones es posible entender que la obra va uniendo distintos temas que se tocan de manera casi simultánea, algo que también hizo el rock mucho más tarde. “Esta es una música que se adelanta varias décadas de lo que podría ser el rock progresivo”, afirma. “No había manera de presagiar La consagración de la primavera, incluso en la misma obra de Stravinsky. Es la creación de lo imprevisto”, añade.
 
Por su parte, el profesor de Historia y musicólogo Juan Pablo González  ahondó en la biografía del compositor. Hijo de un cantante (bajo) de la ópera real rusa, entra a estudiar Derecho por iniciativa de su familia, aunque recibe clases de piano de Nikolái Rimski-Kórsakov, probablemente el compositor ruso más importante de su tiempo, quien le aconseja no asistir al conservatorio, en cambio le hace clases en su casa, la que es frecuentada por los músicos más reputados de la época. Gracias a esto, el joven Stravinsky se formó alejado de las convenciones. 
 
En 1910 llega a París, donde trabaja para el empresario ruso Serguéi Diáguilev, fundador de los Ballets Rusos, una compañía de la que surgirían grandes figuras. Ese año estrena "El pájaro de fuego", en 1911 Petrushka -donde ya aparece la superposición de tonalidades, como explica González- y en 1913 "La consagración de la primavera". Como explica el académico, Stravinsky utiliza un concepto que ya se usaba en el cine: el montaje. “Se utilizan distintos trozos de melodía, que en el rock se llaman riff. Son frases que se repiten, como un loop, y que además aparecen superpuestas”, explica. Aunque parece compleja, la obra está basada en solo 5 notas. “Pero como es una orquesta grande, estos loops  pueden estar ocurriendo en 14 líneas o niveles diferentes”, finaliza.