Profesores Rafael Sagredo y René Millar presentan avance de sus investigaciones


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En una nueva actividad del Instituto de Historia, Encuentro con Profesores "Construyendo comunidad", los académicos René Millar y Rafael Sagredo, presentaron los avances de sus investigaciones Fondecyt: “Modelos de santidad jesuita en la provincia peruana  en el s. XVIII” y “La naturaleza en disputa. Los peritos de límites en Los Andes”, respectivamente.

Como afirmó el profesor René Millar en la presentación de su investigación “Modelos de santidad jesuita en la provincia peruana en el s. XVIII”, son las fuentes las que lo han ido llevando a los diferentes temas. Fueron las hagiografías o historias de vida de los santos o de los candidatos a la santidad, las que lo llevaron a dos importantes sacerdotes jesuitas: Juan Sebastián de la Parra (1545-1622) y Francisco del Castillo (1615-1673). A pesar de que ambos fueron postulados a santos, ninguno de los dos llegó a serlo.


Como explica el investigador, en esta época había una verdadera competencia por parte de las órdenes religiosas por lograr que alguno de sus miembros fuera llevado hasta la santidad. “Contar con un santo local, además del prestigio, era muy importante para la labor pastoral, ya que se mostraba a los fieles un modelo de vida a seguir”, explica Millar. Los Dominicos llevan la delantera con Santa Rosa de Lima, San Juan de Porres y San Juan Macías. Sin embargo, el profesor se pregunta por qué la Compañía de Jesús, siendo una orden tan importante y con tanta influencia, no tuvo ningún santo en la provincia peruana.

¿Por qué fracasaron ambas postulaciones?, es la pregunta que se hace el investigador. “Es curioso lo que ocurre con el padre Juan Sebastián de la Parra. La causa comienza normalmente, toda la documentación se envía a Roma, pero esta no fue presentada en la Santa Sede. ¿Quién para esta candidatura? La propia Compañía de Jesús”, afirma. Por su parte, Francisco del Castillo fue la postulación que logró mayor éxito, llegando a ser declarado como “venerable”. “No obstante, todavía no es santo”, agrega Millar.

La hipótesis que formula Millar para explicar esto es que “los candidatos responden a un modelo de santidad de la provincia peruana donde la misticidad es la clave. Sin embargo, este no resultaba coincidente con los modelos de santidad de la Compañía en Roma. Es el santo misionero el modelo que les interesa. De hecho, la superioridad es crítica al misticismo”. A su vez, “la Santa Sede postula modelos de santos más cercanos a la humanidad de las personas. Ponen menos énfasis en lo sobrenatural y más en el esfuerzo personal”, concluye.

Por su parte, la investigación dirigida por Rafael Sagredo, en colaboración con el profesor de Geografía Pablo Osses, nace a partir del artículo número 1 del tratado de límites de Argentina y Chile de 1881. Allí se establce que la frontera correrá por las cumbres más elevadas de cordillera de Los Andes que dividen las aguas. Sin embargo, inmediatamente a continuación, el texto adelanta el surgimiento de desacuerdos, estableciendo que su resolución quedará en manos de peritos de ambos países, y de no llegar a consenso, se podrá llamar a un tercer perito neutral.

"Así, el objetivo del proyecto es establecer qué hicieron estos peritos (chilenos, argentinos e ingleses) para delimitar intelectual y físicamente los límites. Si bien la información en torno a esta figura es escasa, se sabe que fueron aproximadamente 100 peritos los que participaron en la fijación de límites en distintas comisiones, siendo en su gran mayoría ingenieros y algunos naturalistas. Pero además de descubrir quiénes eran estos peritos y qué hicieron, los académicos buscan descubrir la influencia que tuvo la ciencia en la política, especialmente “en la configuración política del Estado”, explica Sagredo.

A lo largo del siglo XIX, varios intelectuales habían escrito sobre la cordillera de Los Andes. “Ya se sabía que en la Patagonia las más altas cumbres no necesariamente dividen las aguas. Las más altas cumbres están situadas hacia el este, mientras la divisoria de las aguas, al oeste”, explica el investigador. Ya en 1854 Vicente Pérez Rosales había enviado una carta al ministro del Interior, Antonio Varas, explicando que la marcha de la cordillera no era lineal y que “ninguna exploración se ha practicado todavía al interior de los tendidos valles que separan la cordillera del Pacífico”. Ante esto la investigación intenta indagar por qué, sabiendo que se tenía un conocimiento parcial de la realidad geográfica del país, Chile firma un tratado que se sabía generaría conflicto.