Profesor Jay Winter aborda los efectos traumáticos de la Primera Guerra Mundial


20140822 Jay winter

 

“Unos diez millones de soldados murieron en la Primera Guerra Mundial y unos 25 millones resultaron heridos; de ellos, un 2% habría quedado con algún tipo de trauma de acuerdo a las cifras oficiales. En mi opinión, fueron muchísimos más: entre un 30 y 40%”, afirma Jay Winter, profesor del departamento de Historia de la Universidad de Yale y una de las voces más expertas en la Gran Guerra de visita en el Instituto de Historia UC.

Esta es la primera vez que el mundo se enfrenta a una guerra de estas dimensiones y con un nuevo factor: la tecnología. “Por primera vez, hombres comunes y corrientes tuvieron en sus manos armas de gran sofisticación y con un alto poder destructivo”, dice. Y lidiar con esto no es fácil. Aparecen armas nunca antes vistas, como el gas; desde el lacrimógeno, pasando por agentes incapacitantes como el gas mostaza, hasta otros mortales, como el fosgeno.

Otro elemento novedoso son los medios de comunicación. “Por primera vez el público puede ver el dolor y el sufrimiento que experimentan los soldados, a través de fotografías y filmes”, agrega Winter. La gente experimenta el horror de la guerra en primera persona. Es un golpe de realidad.

Es en este contexto que los médicos, sin ninguna preparación previa, se encuentran con soldados que manifiestan diversos síntomas, que en su mayoría no fueron diagnosticados ni menos tratados correctamente. En el mejor de los casos, se descubrió que padecían histeria, enfermedad de la que había hablado Freud como propia de las mujeres. “En otras palabras, se estaba asociando a los soldados con un mal femenino; se los estaba feminizando”, comenta el historiador.

De ahí que los traumas de la guerra en general fueron minimizados por las autoridades del ejército y de gobierno, pese a que sus consecuencias producen serias limitantes en la vida diaria de las personas. De hecho, como expresa Winter, más de un millón de personas que padeció este tipo de trauma, nunca recibió pensión. “Tampoco existió preocupación con respecto a los familiares o hijos de esos soldados”, agregó.

Sin embargo, esta realidad permitió que en la Segunda Guerra Mundial, tanto las autoridades públicas como el personal médico, estuvieran mejor preparados para tratar a estos pacientes. “Lo que pasa es que en la Primera Guerra este fenómeno es completamente nuevo”, explica Jay Winter.

Esta conferencia, con gran concurrencia de público, es parte de una serie de actividades que ha liderado el Instituto de Historia UC a un siglo del inicio de la Primera Guerra Mundial, tales como un ciclo de cine, un taller para profesores de colegio para enseñar los conflictos y un congreso que se realizará en noviembre.

Más información en: www.lagranguerra.org



INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Nicole Saffie, periodista, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.