Claudia Araya Ibacache nueva Doctora en Historia


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Nuestro programa de Doctorado en Historia cuenta con un nueva doctora: Claudia Araya Ibacache. Recientemente se realizó, en nuestra Facultad, la defensa de su tesis titulada “Profesionalización de la psiquiatría en Chile: saberes y prácticas, 1826-1949”. La tesis fue realizada bajo la dirección del profesora Ana María Stuven del programa de Doctorado en Historia.

 

 

 

La Comisión de profesores estuvo integrada por: 

Profesora Dra. Verónica Undurraga
Instituto de Historia
Pontificia Universidad Católica de Chile


Profesora Dra.  Ana María Stuven
Directora de Tesis
Instituto de Historia
Pontificia Universidad Católica de Chile


Profesor Dr. Mariano Plotkin
Profesor Informante Externo
Instituto de Desarrollo Económico y Social


Profesora Dra. Andrea Kottow
Profesora Informante Externo
Departamento de Humanidades
Universidad Andrés Bello


Profesor Dr. Pablo Camus
Profesor Informante Interno
Instituto de Historia
Pontificia Universidad Católica de Chile 

 

 

 

RESUMEN DE TESIS

 

Profesionalización de la psiquiatría en Chile: saberes y prácticas, 1826-1949

El objetivo central de la investigación es analizar la constitución de la psiquiatría como profesión y como saber. A partir de este propósito se estudia el papel que los médicos tuvieron en este proceso, así como las ideas que admitieron y pusieron en circulación. Nos interesó además, estudiar su constitución en relación con el Estado; su interacción con los otros médicos y con sus instituciones anexas, como hospitales y facultades universitarias; su participación en un campo de saber en disputa con la medicina y con otras disciplinas, como la psicología y la filosofía y finalmente las estrategias profesionales desplegadas por los médicos para lograr la legitimación de la psiquiatría como una especialidad médica.

Los resultados se presentaron en dos partes. En la Primera se analizó la conformación de este nuevo campo de saber y los intentos por contar con una base cognitiva unificada. Se extiende entre la década de 1820, cuando la medicina chilena comenzaba a organizarse académica y profesionalmente, suscitando debates en torno a los alcances que debía tener aquel proceso inserto en la modernización del Estado; y mediados de siglo pasado, cuando desde mi parecer se vincula definitivamente la profesionalización con la implementación exitosa de la psiquiatría somática.

En la Segunda Parte, nos ocupamos de la organización profesional de los psiquiatras, especialmente a través de la creación de la cátedra universitaria y de la profesionalización de la asistencia de los enfermos mentales. En este proceso, los psiquiatras buscaron el apoyo estatal y dependiendo del mayor o menor compromiso de este patrocinio los médicos asumieron el despliegue de estrategias diversas para su conquista. Entre ellas, las de tipo asociativo como publicaciones específicas del tema emprendidas entre 1917 y 1949; la Sociedad de Psiquiatría, Neurología y Medicina Legal fundada en 1931 y finalmente, los distintos congresos científicos que tuvieron lugar durante la primera mitad del siglo XX.

La investigación mostró que la profesionalización a través de la medicalización de la Casa de Orates fue escasamente eficaz. Las apelaciones al Estado por transformar el asilo en una herramienta terapéutica fueron en general ignoradas: por falta de presupuesto, por la urgencia que representaban las enfermedades infecciosas y por la ausencia de herramientas terapéuticas eficaces. Pero también porque el conocimiento médico se posicionó en torno a las cátedras universitarias y a figuras poderosas que constituían, por sus posiciones privilegiadas al interior de la Universidad, verdaderas escuelas de pensamiento. A partir de la década de 1930 el mayor impulso profesionalizante se puso en el perfil fisiológico y experimental que debía tener la disciplina. La incorporación de terapias somáticas definieron el carácter científico que marcó el desarrollo profesional y la naturaleza de la psiquiatría chilena durante toda la segunda mitad del siglo veinte, determinando el carácter excesivamente biologicista que ha marcado el desarrollo de la psiquiatría chilena.