La recién egresada de Magíster en Historia, María Jesús Martínez-Conde Martínez, obtuvo recientemente el premio Arnold Bauer por su tesis “La voz de los tuberculosos: Una historia desde abajo sobre la experiencia de enfermar en Chile (1896-1943)”. La tesis fue realizada bajo la dirección de la profesora Ximena Illanes.

El premio Arnold Bauer es un reconocimiento a la mejor tesis de Magíster defendida en el último año. Este premio fue instaurado en 2015 como homenaje al destacado historiador norteamericano Arnold Bauer, quien durante su vida cultivó profundos lazos de afecto con nuestro país y una estrecha relación con nuestro Instituto.

Resumen de la tesis

Tradicionalmente, la historia de la salud y la enfermedad se ha centrado en la narración de los grandes sucesos, en las biografías de importantes profesionales o en los hallazgos y logros de la medicina. Sin embargo, nuestra investigación postula que los enfermos son una parte central de estos procesos, pues constituyen agentes activos durante su tratamiento y constructores de sus propias vidas.

Para respaldar esta hipótesis, hemos ido en búsqueda de la voz de quienes padecieron tuberculosis entre 1896 y 1943 en Chile, durante una época en que la morbilidad y mortalidad de la enfermedad desafió a médicos, políticos y gente común. Como fuentes, hemos utilizado testimonios en primera persona de tuberculosos, quienes hicieron uso de la escritura en múltiples formatos de manera terapéutica, como válvula de escape a una situación demasiado dolorosa, modo de expresión, comunicación con otros semejantes o simple ensayo artístico.

En sus tratamientos, los enfermos fueron recluidos en sanatorios destinados a su cura, en donde pasaron largas temporadas sometidos a rígidas rutinas. Las experiencias que comunicaron en sus textos fueron diversas: ¿cómo se veían a sí mismos? ¿cómo se transformaban física y emocionalmente durante su estadía sanatorial? ¿qué causas le daban a su contagio? ¿cómo se referían a la enfermedad?

Los protagonistas de estas historias pertenecieron a variadas situaciones socioeconómicas y culturales, pues correspondieron a jóvenes acomodadas de élite e internos sanatoriales de clase trabajadora. Por ello, nuestra mirada desde abajo del problema está dada por su pertenencia a un colectivo de enfermos con inquietudes discursivas.

Esta perspectiva de estudio integradora, que valora agentes que durante muchos años han sido considerado pasivos, enriquece la historia de la salud y otorga una mirada desde las bases a un problema que usualmente ha sido abordado desde arriba.