Verónica Undurraga autora de “Las que abrieron el camino“: “Si hacemos un correlato entre la historia de las mujeres en la UC y la historia de las mujeres en Chile, existen muchas semejanzas”


V.UNDURRAGA

La profesora del Instituto de Historia UC junto a la historiadora Valentina Bravo lanzará este texto que arroja nuevas luces sobre el rol femenino en el desarrollo de la UC, la disputa de espacios y las dinámicas de poder en torno a la figura de la mujer en la casa de estudios. La presentación, que se realizará en el marco del 8M, se llevará a cabo el 6 de marzo, en el auditorio de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política UC.   

“La verdad es que no elegimos el periodo con un propósito: más bien nos sumergimos en la documentación, sin saber lo que íbamos a encontrar. Y la documentación misma nos fue mostrando cuáles eran los hitos”. 

De esta manera, la historiadora y académica del Instituto de Historia UC, Verónica Undurraga se refiere a la génesis de una investigación que hace 6 años inició junto a su colega Valentina Bravo. Una iniciativa que hoy está ad-portas de lanzarse como el primer libro en explorar el papel de las mujeres en la Pontificia Universidad Católica de Chile. 

Se trata de “Las que abrieron el camino”. Historia de las mujeres en la Pontificia Universidad Católica de Chile, 1877-1950", un texto que además de rescatar el papel de cientos de mujeres que fueron claves en el desarrollo de la UC, también analiza el surgimiento de nuevos espacios para las mujeres y la resistencia a estos, además de situar a la casa de estudios en el contexto histórico en el que se desenvolvía, tal como explica la autora en esta conversación  

Verónica, la UC tiene un rol público indudable en la historia del país, ¿de qué forma las mujeres de la UC han sido parte también de ese legado?  

Lo que revela este libro es que la historia de las mujeres en la Universidad Católica no es solo la historia de las estudiantes, es la de las benefactoras que donaron dinero para que la Universidad se fundara y creciera, es la historia de las monjas del hospital que eran a la vez enfermeras y administradoras del mismo. Es evidentemente la historia de las profesionales formadas en la universidad, entre las que hay muchas mujeres destacadas. A la vez, la Universidad fue un espacio de desarrollo laboral para muchas secretarias, bibliotecarias y ayudantes de laboratorio, en el contexto en que muchas chilenas se insertaban en el mundo del trabajo.

La Universidad Católica también formó a muchas mujeres en saberes técnicos como secretarias y contadoras. En ese sentido, la matrícula femenina en los años 30 fue sumamente alta, por ejemplo, la Facultad de Comercio, que es ahora Economía y Administración, tenía en dicha época una matrícula femenina de dos tercios del total de estudiantes.   

En ese sentido, ¿hubo aspectos que antes habían sido pasados por alto en estos roles?  

Sí, por ejemplo, logramos demostrar que casi la mitad de las donaciones que recibió la UC, desde la primera donación en 1877 hasta la década de 1950, fueron realizadas por mujeres. Quizás actualmente la Universidad sería la mitad de lo que es si no consideramos esas donaciones femeninas.  

 

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¿Por qué te pareció interesante tomar ese periodo para estudiarlo?  

La verdad es que no elegimos el periodo con un propósito: más bien nos sumergimos en la documentación, sin saber lo que íbamos a encontrar. Y la documentación misma nos fue mostrando cuáles eran los hitos. Lo que descubrimos, y que fue maravilloso encontrar, fue que la historia de las mujeres en la Universidad Católica era distinta y obedecía a otra cronología, tenía otros hitos que la historia institucional o que la historia marcada mayoritariamente por los logros masculinos en la UC.  

Entonces partimos rastreando incluso información de antes de la fundación misma de la UC, hallando documentos en los cuáles comprobamos que había mujeres haciendo donaciones a la la idea de una futura universidad católica. Y el primer documento que encontramos fue de 1877, once años antes de la fundación, por lo que ahí situamos el origen de la historia de las mujeres en la universidad.  

Y luego el devenir de esta historia nos llevó a otro hito sumamente importante que fue en la década de 1940, pero sobre todo en 1950 cuando se implantan restricciones al ingreso de las mujeres a las Facultades, lo que llevó a la baja de la matrícula femenina de la Universidad Católica. Estas cuotas nacieron con la idea de impulsar más liderazgos masculinos en áreas que se definieron “clave” para el país, como ingeniería, economía, arquitectura y derecho por ejemplo.  

¿Hay una simetría entre el desarrollo del rol femenino en la UC con lo que pasaba en esa época en Chile respecto al espacio de las mujeres? 

Esto es muy interesante, porque si hacemos un correlato entre la historia de las mujeres en la Universidad Católica y la historia de las mujeres en Chile, existen muchas semejanzas. Partamos por el país en dicha época: en materia de derechos civiles, en materia de educación y derechos políticos observamos hitos importantes como la obtención del derecho a voto en elecciones municipales (1934) y luego la obtención de la ciudadanía política-universal en 1949 con el acceso al voto en elecciones parlamentarias y presidenciales.  

En el mismo periodo la UC alcanza un número importante de alumnado femenino, tanto en los institutos anexos como en algunas facultades de la universidad.  

Sin embargo, en los años 50 hay una suerte de estancamiento de los avances tanto en el país como en el mundo universitario por las decisiones de restringir la matrícula de alumnas que ya comenté. En el caso del contexto chileno, poco después de la obtención del voto en elecciones presidenciales, la historiografía ha hablado de la existencia de un “silencio feminista”, en el cual las organizaciones femeninas comienzan a desestructurarse porque se ha obtenido una de las principales metas que las llevó a organizarse: la del derecho a sufragio. Entonces podemos hablar de una especie de detención de esta historia que iba avanzando de manera importante en la adquisición de derechos por las mujeres. 

Por último, Verónica, ¿a qué lógica crees que respondió esta respuesta de las cuotas en el caso de la UC?  

Este libro demuestra, de manera muy interesante, cómo el patriarcado se reproduce y se resignifica. A partir de las estudiantes que comenzaron a matricularse en las facultades y en los institutos anexos, en la década de 1930, la matrícula femenina en la UC alcanzó un 37%, siendo altísima para la época. Hubo un punto en que facultades tan importantes, como la de Comercio (hoy Economía y Administración) tuvieron más matrícula femenina que masculina.  

Este influjo llevó a que en la década de 1940 y 1950 se comenzaran a implementar cuotas de género para privilegiar el ingreso de varones a las carreras que se significaban como disciplinas más masculinas: arquitectura, derecho, ingeniería, economía. Y no se implementaron en carreras vinculadas al área de los cuidados, como servicio social, enfermería y las pedagogías.   

La existencia de estas cuotas no sólo se limita a las casas de estudio en Chile, es un fenómeno que se ha estudiado en todo el mundo. Por ejemplo, en el contexto estadounidense, se ha visto que instituciones, como el Oberlin College, tenían un día de la semana en que las estudiantes no tenían clases porque se hacían cargo de las tareas domésticas, como el lavado de ropa de sus compañeros varones.